
La hospederia.
El ser humano es como una posada
en la que, cada mañana, recala un nuevo huésped.
Una alegría, una depresión, una mezquindad,
cada visita inesperada
nos abre una nueva posibilidad.
Recíbelos y atiéndelos a todos,
aunque sean una muchedumbre de pesares,
que te despojen violentamente
de todos tus muebles.
Trata a cada huésped con la misma bondad,
porque hasta el más insospechado de ellos
puede enseñarte algo nuevo.
Acoge con una sonrisa
los pensamientos oscuros, la vergüenza y la malicia,
e invítalos a entrar.
Da la bienvenida a cualquiera que llame a tu puerta,
porque todos han sido enviados
como guías desde el más allá.
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