viernes, 27 de febrero de 2009

La gran sabiduria


La dicha no se encuentra con esfuerzo y voluntad, sino con tranquilidad y con abandono.
No te inquietes, no hay nada que hacer.
Lo que emerge en el espiritu no tiene ninguna importancia, ya que no tiene ninguna realidad.
No te apegues a ello. No te juzgues.
Deja que el juego se juegue solo: elevarse y caer.
Sin cambiar nada, todo se desvanece y comienza de nuevo sin cesar.
La busqueda de la dicha es lo que nos impide verlo.
Es como un arco iris que se persigue y nunca se atrapa: porque no xiste, porque siempre ha estado ahí y te acompaña en cda instante.
No creas en la realidad de las experiencias buenas o malas: son como los arco iris.
Y uno se agota en vano queriendo asir lo inasible.
Pero en cuando sueltes la presa, allí está el espacio: abierto, hospitalario, confortable.
Por tanto aprovechate... Desde ya, todo es tuyo.
No busques más...
No quieras buscar en la jungla inexcrutable el elefante que ya está tranquilamente en casa.
No hacer nada. No forzar nada.
No querer nada. Y todo se hace solo.

Lama Guendun Rinpoche

lunes, 23 de febrero de 2009

La satisfacción


Equivalencia binaria: 001 000
Equivalencia decimal: 8
Equivalencia confuciana: 16

Si todo lo que se hace está docilmente sometido a las grandes normas, se alcanza una armonía perfecta.

La complacencia por haber alcanzado metas ansiadas usando tretas de mala ley, provoca indefectiblemente el remordimiento.

Cuando todo son quejas sin fin, se vive muriendo. Si todo son proclamaciones de placer, se vive locamente. En ambos casos se impone un cambio rápido.

Soportar penalidades no es un castigo.

Nadar en la opulencia no es un premio.

Sólo la armonia interior brinda la verdadera satisfacción

viernes, 13 de febrero de 2009

La buena suerte


Equivalencia binaria: 000 111
Equivalencia decimal: 7
Equivalencia confuciana: 11


Todo pasa, y los momentos de angustia se convierten en momentos de felicidad.

Es imprescindible mantener un camino central, para no tener que lamentar nada.

Si se ve lo pequeño como verdaderamente pequeño, y lo grande como verdaderamente grande, se habrá alcanzado la verdadera fortuna.

Los cambios son inevitables: la paz alterna con los disturbios. No hay que llorar por la leche derramada, sino seguir adelante con paso firme.

Ser sincero consigo mismo es la mejor de todas las suertes.